Al hundirse una nave con todos sus pasajeros un hombre, que presencio el naufragio desde la orilla, dijo para si:
Que injusto es el castigo del cielo, pues, por vengar a un solo pecador, ha hecho sucumbir a numerosos inocentes.
Mientras así pensaba una hormiga le pico la pierna y el, para vengarse de ella, lo extermino a todas las demás que por allí habían.
Al poco rato se le presento un ángel y tocándole el hombro le interrogo de esta manera: ¿Aceptarás, ahora, que el cielo juzgue a los hombres como tú a las hormigas?
Moraleja-1-: No reniegues de Dios en la desgracia ni juzgar sus designios pretendas.
Moraleja-2-: Antes de juzgar el actuar ajeno, juzga primero el tuyo.
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